jueves, 19 de abril de 2018

#LaCasadePapel: A seguir cantando “Bella Ciao”


“La Casa de Papel” se ha vuelto un fenómeno hasta el punto de ser la serie no original de Netflix y de habla no inglesa más vista en la plataforma de streaming. ¿A qué se debe su éxito exactamente? ¿Será la risa pegajosa de Denver, al actitud indiferente pero elegante de Berlín, la astucia romántica del Profesor, la habilidad de Tokio de joder cada uno de los planes? No lo sé. “La Casa de Papel” es un caso curioso porque no le debe su popularidad a la controversia como es el caso de “13 reasons why” o a la nostalgia como es el caso de “Stranger Things”, tiene que ver más con la publicidad de boca a boca (o de red social a red social) que ha llevado a la mayoría a preguntarse por qué tanto barullo con “La casa de Papel” para al final terminar contagiado por la fiebre de la serie española más cool del momento. 


Si no has visto películas como “Ocean's Eleven” y “Now You See Me”, entonces, se trata de una producción que sabe aprovechar del realismo histriónico de un plan maravilloso donde todo está fríamente calculado, excepto el amor, y siempre que están a punto de pillarlos, pues, resuelta que todo sigue siendo parte del plan del Profesor (Álvaro Morte)… excepto el amor. De hecho, si existiera “como debió de haber terminado” para series, el Profesor sacaría a Tokio (Úrsula Corberó) del grupo para evitar melodramas y el secuestro/asalto se realizaría casi sin problemas ya que todos la mayoría de inconvenientes en el atraco son consecuencia del apasionado amor de Tokio y Río (Miguel Herrán) y el poco autocontrol de los impulsos que tiene Tokio. Dejando esto a un lado, desde el primer episodio, “La Casa de Papel” impone su ritmo rápido que conjuga el pasado con el presente y la estrategia con la acción. Esta dinámica de los saltos en el tiempo me recordó a “Lost” pero también a “Prison Break” y a la desaparecida “Crisis”. No obstante, “La Casa de Papel” se hace única más que por sus personajes que por su propia historia. 

Bonnie y Clyde de España 

 Si has visto películas como la saga de “Ocean's Eleven” y “Now You See Me”, entonces, la serie no te parecerá gran cosa ya que hay bastante familiaridad en la historia y varios de los giros pierden efectividad exactamente porque ya conocemos cómo van estas películas; un grupo compuesto por personajes ortodoxos y carismaticos va a cometer un delito y al final se va a salir con las suyas. Siguiendo el ejemplo de estos filmes, “La Casa de Papel” construye la tensión del suspenso a través de la adrenalina del juego “Atrápame si puedes”, pero los adapta a su propia realidad. El robo/secuestro se desarrolla en España y a la actualidad; en los primeros capítulos, el grupo encabezado por el Profesor se valen de las redes públicas para hacer presión en las autoridades para que no ingresen a la Fabrica. La serie es buena pero a veces ver tantas producciones del mismo estilo va aniquilando el factor sorpresa. 


 Así como en la película “Reservoir Dogs, los miembros del grupo se llaman por colores, en “La Casa de Papel”, el grupo se ha colocado nombres de capitales de países. 



A pesar de que el final de la segunda temporada bien podría ser el final de la serie, y lo fue hasta que Netflix adquirió los derechos. No sé que tan buena idea sea tener una secuela intentando un nuevo atraco, pero le funcionó relativamente bien a “Ocean Eleven” y “Now You See Me”. Lo único que pido es que no sean como "Prision Break" que por serle muy fiel a su título siempre terminaban apuntándole a la misma historia que solo funcionó en su primera temporada. De todas formas, siempre está la emoción de volver a ver al grupo, aunque no ya no esté Berlín (el mejor personaje de la serie), en una nueva aventura (que sabemos que cualquier plan que tengan será arruinado por Tokio)... y sin embargo, recuerdo que Netflix también estuvo involucrado en la irregular tercera temporada de “El Ministerio del Tiempo” y se me pasa cualquier entusiasmo que podría tener. ¿“La Casa de Papel” debería tener una tercera parte? No lo sé, pero ya lo renovó Netflix porque es Netflix y puede y a nosotros solo nos queda seguir cantando “Bella Ciao”.



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